Los poemas se escriben a lo largo de mucho tiempo, meses. Los reúno en una misma carpeta. Luego algunos salen porque no van con el conjunto, serán de otro libro o privados. Una vez que tuve el corpus del libro se lo envié a Eduardo Abel Giménez que es una mezcla de amante del rock con siglo de oro español, entonces tanto dejaba pasar humoradas y guiños, como era implacable con métrica y rimas. Cada vez corregíamos poemas, para evitar que yo los leyera como quería que se oigan, él los leía tal como los escribí. Ahí tomábamos notas, y las hojas quedaban como las dos primeras fotos. Esos fueron unos dos meses, quizás ocho encuentros la mar de divertidos. Felizmente, pero qué lástima, ese proceso terminó. Cargué todas las correcciones en una última versión que seguí trabajando.
Cuando los poemas están terminados falta decidir en qué orden irán. Si bien se escribieron a lo largo de dos años, luego se leen de corrido, y alguno puede llevarse bien o mal con el que tiene en la página de al lado.
Imprimí y dispuse todas los poemas en el piso. Junto con Eric Barenboim buscamos que no hubiera misma temática uno al lado del otro, o lo mismo con condicionales (si… ), o que haya pasajes que no fueran bruscos entre tipos de humor, o que no queden zonas recargadas con demasiada emocionalidad. En cada hoja tomé unas notas muy generales, como si fueran tags, que después usé para armar la secuencia: humor campesino, humor urbano, non sense, picaresco, rimas con “niños y niñas”, comidas, descubrimiento del mundo, disparate mentiroso exagerado, otros de una emoción más dulce y suave. Y estas fotos son de eso, que acabamos de hacer.
un abrazo
lunes 20 de febrero, Luis
© Luis Pescetti